EL CALVARIO
La subida del cerro del Calvario, que es la propuesta de este sendero, es una experiencia gratificante y ampliamente recompensada, que carece por completo de las connotaciones sombrías que el nombre puede traer a colación. Es un camino que incita a la curiosidad histórica y a la lectura de los paisajes que tendremos la oportunidad de contemplar desde miradores y desde otros muchos puntos del camino. Recorreremos un tramo de la Ruta de la Plata y también del Camino Mozárabe a Santiago de Compostela.
Partimos del núcleo urbano de Almadén de la Plata, al final de la calle de El Calvario, que se encuentra en su límite meridional (ver [1] en el mapa). Recorrer esta vieja población minera nos ayudará a entender los paisajes y la historia del territorio que nos rodea, en el que podemos encontrar huellas de épocas remotas y de acontecimientos que resultaron decisivos. Almadén de la Plata tiene forma alargada, que se explica tanto por su vinculación a las minas y canteras como por el relieve que le rodea, ya que está estrechamente flanqueada
por cerros en formaciones paralelas. Por el sur el cerro del Calvario, al que dirigimos nuestros pasos, y al norte los cerros de Los Covachos y Pedrera, que tendremos siempre a nuestra vista al otro lado del pueblo.
Veremos señales indicativas de distintas categorías o distinciones que confluyen en el mismo camino (vía pecuaria o cordel de Castilblanco, Ruta de la Plata, Camino Mozárabe, GR...) que nos despejarán cualquier duda. Nos distanciamos del pueblo por una cuesta cementada que nos coloca frente a un pozo [2], utilizado desde antiguo para surtir una fuente de varios caños que abastecía al pueblo.
En el pozo el camino gira levemente hacia nuestra izquierda, continuando la ascensión al cerro junto a una dehesa delimitada por un tradicional cercado de piedra. Llamará nuestra atención, unos ciento cincuenta metros adelante, un castaño con dos troncos o pies [3].
Su presencia, como la de otras plantas, nos recordará que subimos una ladera de orientación norte, una umbría, siempre más húmeda.
Su presencia, como la de otras plantas, nos recordará que subimos una ladera de orientación norte, una umbría, siempre más húmeda.
Seguimos ascendiendo la falda del cerro, encontrándonos pronto con una cruz instalada sobre un roquedal [4], dominando una vista sobre Almadén.
Nosotros seguiremos por tal camino y haremos un alto para atender las propuestas que nos
hacen dos miradores aquí instalados [5].
hacen dos miradores aquí instalados [5].
Entre los dos miradores, uno al norte y otro al sur, nos ofrecen una panorámica completa del territorio que dominamos.
Desde el primero veremos Almadén rodeada de olivares, huertos y dehesas, y tras ella el cerro de Los Covachos, en el que hay una afamada cueva del mismo nombre, y también las milenarias canteras de mármol azul, rosa o blanco.
Desde el primero veremos Almadén rodeada de olivares, huertos y dehesas, y tras ella el cerro de Los Covachos, en el que hay una afamada cueva del mismo nombre, y también las milenarias canteras de mármol azul, rosa o blanco.
Al sur contemplaremos una vista muy distinta, por su mayor alcance, ya que el relieve se suaviza, y la magnitud de la masa vegetal que se extiende hasta el horizonte, de la que forma parte el monte público de El Berrocal.Ficha Técnica:
Recorrido a pie: Recorrido lineal, salida desde Almadén de la Plata.
Distancia aproximada: 1 Km.
Duración a pie: 30 minutos
Acondicionamiento: Carril o via pecuaria.
Dificultad: Media